En pleno apogeo del Imperio español al mando del rey Felipe II, el mundo era testigo de la gloria de la época de exploración y expansionismo europeo. Era el año 1582 y España tenía posesiones, bases y colonias alrededor del globo, situación que la llevó a tener contacto y confrontaciones con un sin fin de culturas.
En los mares de China sucedió un curioso hecho que enfrentó a fuerzas japonesas y contingentes españoles. En la lucha por las nuevas posiciones de la corona y la seguridad de las rutas de comercio, un millar de Wakou enfrentó a una flotilla española, dando pie para el debate actual de un mítico enfrentamiento entre samuráis y Tercios españoles.
Para el año 1582 las Islas Filipinas estaban bajo la administración del Imperio español, poseyendo varios puertos en las distintas islas que conforman el archipiélago de las Filipinas, dichos puertos estaban dedicados al comercio e intercambio de mercancías con marineros chinos y japoneses. Por otro lado, las islas japonesas hacía pocos años habían salido del caótico periodo Sengoku y se encontraban en proceso de estabilizar la unificación conocida como Periodo Azuchi-Momoyama. Es en este contexto histórico que el gobernador para la época de las Islas Filipinas Don Gonzalo de Ronquillo recibe un informe que relata el constante saqueo y hostigamiento de las posesiones españolas en el archipiélago de Luzon, provincia de Cagayán al norte de las islas por parte de Wokous o piratas japoneses, para defender las posiciones españolas el gobernador envía al capitán de la Armada Juan Pablo Carrión.

La región de Cagayán y el río del mismo nombre se encuentran en la punta nor-este del archipiélago de las Filipinas
«Los primeros asentamientos japoneses en Filipinas hay que situarlos en relación con la actividad de los “wokou” (wakô) o piratas japoneses, que fueron muy activos en las costas de China desde el inicio de la dinastía Ming. Su actividad se intensificó de nuevo en el siglo XVI, alcanzando también las Islas Filipinas, aunque para entonces bajo el nombre de “wokou” se tendrían que incluir también piratas chinos.» [Borao, 2005]

Galera Española del Siglo XVI
El Capitán Carrión zarpa de Manila rumbo a Cagayán con 10 navíos, una galera y varias embarcaciones menores y una tripulación de un centenar de hombres de la marina española, al llegar las tropas imperiales toman posesión en la desembocadura del río Cagayán donde tiene escena las primeras escaramuzas, contra las naves japonesas, compuesta por un Junco y varios sampanes que se hallaban en la zona, estos se encontraban al mando de un pirata llamado Tay Fusa el cual tenia entre sus tropas un millar de piratas, chinos, coreanos y japoneses en los que se encontraban aparentemente varios Rōnin y Ashigarus, probablemente samuráis y soldados profesionales de los daimyō japoneses derrotados durante el periodo Sengoku y posterior establecimiento del periodo Azuchi-Momoyama, «Los años que van de 1580 a 1614 fueron decisivos en la historia japonesa. Aquel país extremo oriental pasó en ese tiempo de una situación interna caótica, a causa de las guerras civiles entre los diferentes daimyos…» [Sola, 2012].
Es importante tener en cuenta al momento de analizar el conflicto las principales características culturales que conforman a los grupos beligerantes, particularidades que dan pie al misticismo que rodea el enfrentamiento. Por un lado tenemos las tropas españolas del periodo de Felipe II, ganadoras en tantas batallas importantes como lo fueron San Quintin, Gravelinas, Lepanto y curtidos en tantos conflictos desastrosos como fueron la derrota de la Invencible y las guerras de Flandes.
Fue Felipe II en 1566 el que desarrolló el concepto actual de Fuerza de Desembarco, es decir, la proyección del poder naval sobre la costa, creando en ese mismo año el Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles, el Tercio de la Armada del Mar Océano y el Tercio de Galeras de Sicilia, y más adelante, en 1571, el Tercio Viejo del Mar Océano y de Infantería Napolitana. A cada galera se le asignaba su infantería, con lo cual podía dosificarse su entidad según la misión asignada a la escuadra, pero lo más importante no era esto, sino la creación del concepto de Fuerza de Desembarco, ya que las guarniciones podían desembarcar en un momento dado e integrarse en unidades tácticas, puesto que poseían el adiestramiento y los cuadros de mando para ello. A partir de este momento, España contaba con una herramienta que podía pasearse por todo el Mediterráneo y aplicarse en cualquier momento y punto de la costa.[3]
La infantería española se hizo de renombre por su resistencia y disciplina, de la mano de los tercios y la cruz de borgoña, los españoles infundieron respeto y crearon un aire mítico entorno a la figura del Tercio español y lo que significada su disciplina en el campo de batalla.
En la otra cara de la moneda tenemos a los míticos samuráis, cuyo renombre se forjó en el periodo de las guerras civiles japonesas, familias enteras dedicadas a las artes marciales y su desenvolvimiento en el campo de batalla, guiados por un estricto y famosos código de honor conocido como el Bushido, el cual como los códigos de Caballería medievales, en la practica dejaba mucho a la interpretación.

Infanteristas japoneses (ashigaru) disparando sus tanegashima (arcabuces) durante una práctica de tiro nocturno, empleando sogas para mantener una adecuada elevación de disparo. Fuente: https://es.wikipedia.org
Los samuráis siempre eran acompañados de las infanterías ligeras o Ashigaru, los cuales eran reclutados entre los gentiles del Japón, por lo cual su indumentaria y armas dependían tanto de lo obtenido por el saqueo como lo que le proporcionaba el señor feudal que los contrataba, los ashigaru se especializaban en todo tipo de armas y fueron letales con la introducción del Arcabuz (Tenegashima) en el año 1543 por parte de los portugueses. Para finales del periodo Sengoku, en la las tierras japonesas se encontraban cientos de desplazados por los conflictos militares y por supuesto entre aquellos desplazados se encontraban los samuráis derrotados y sin señor conocidos como rōnin. En una sociedad altamente jerarquizada un rōnin se transformaban en un objeto de desconfianza, «un desplazado social» que debía vivir de las oportunidades de la vida, la mayoría perdía toda su indumentaria la cual era vendida o empeñada para sobrevivir o simplemente su modo de vida de desplazado social lo llevaba a dedicarse al pillaje y otras tropelías. Es tan constante la presencia japonesa al norte de las islas Filipinas que los españoles tenían conciencia, tanto de los beneficios que podían obtener por el comercio como de los problemas que podían suceder por la personalidad de los piratas orientales, en este contexto el gobernado de Manila escribe al rey.
“Los japones es la gente más belicosa que hay por acá. Traen artillería y mucha arcabucería y piquería. Usan armas defensivas para el cuerpo. Lo cual todo lo tienen por industria de portugueses, que se lo han mostrado para daño de sus ánimas…” [Carta de Gonzalo Ronquillo al rey, del 16 de junio de 1582 en Boraro, 2005]

Sampanes orientales o Tres Tablas. Fuente: https://es.wikipedia.org
La batalla de Cagayán o los combates de Cagayán comenzaron a realizarse prácticamente al primer avistamiento de piratas por parte de la flotilla española, un junco se encontraba cerca de la desembocadura del río Cagayán y se tranzó en combate con la Galera española, la superioridad de fuego del navío español le dio la victoria, en el primero de muchos enfrentamientos que tendrían lugar a lo largo del río Cagayán, entre ellos el intento de asalto por parte de 18 Sampanes orientales que en un infructuoso asalto a las fuerzas españolas fueron diezmados por el poder de fuego hispano, dejando un total de 200 bajas de lado de los piratas y causando la muerte de uno de los hijos del general de la flotilla pirata [4]. Posteriormente las tropas españolas establecieron una base en las riberas del río Cagayán donde tras una infructuosa negociación los combates persistieron, nuevamente la pericia en el manejo de las armas de fuego y la formación militar de la escuadra española le dio la victoria contra los piratas, donde jugaron un papel importante las tropas de desembarco que llevaban los españoles consigo, quienes resistieron la embestida piratas detrás de las picas y escudos españoles. El último y tercer ataque fue resistido por ya un diezmado contingente español, aún así los piratas no pudieron romper las defensas hispanas y sus bajas ya eran bastante grandes como para seguir su accionar, más del 50% de las fuerzas piratas habían caído en los desordenados ataques a la defensa española, dejándolos con irrecuperables pérdidas en sus capacidades marinas y terrestres obligándolos a dejar sus operaciones comerciales y de piratería en la región de Cagayán.
La actividad japonesa en esta área del norte de Luzón prácticamente desapareció, con las excepciones naturales, como cuando en 1586 llegó un barco mercante de Omura, que pertenecía al señor feudal de Kyushu, pero no se prolongaron más allá de 1600. Por el contrario, los japoneses de Cagayán trasladaron sus actividades a otro puerto en que también tenían actividad, situado en la bahía de Lingayen…En cualquier caso la actividad de los piratas japoneses no desapareció de inmediato. En el memorial de la Junta de Manila de 1586 proponiendo remedios al Consejo de Indias para las Islas, se señalaba la necesidad de fortificar las costas pare garantizar el comercio con China amenazado por piratas japoneses. [5]
- Ashigarus siglo XVI idealmente equipados
- Tercios Españoles del siglo XVI idealmente equipados.
- Intervención Urbana, recreadores Los Tercios del Norte, Ciudad de La Serena Chile
La industria cultural (cine, anime, libros, comic y mangas) han alimentado la figura del guerrero antiguo, siempre fuertemente equipado e idealmente presto para la batalla, muchas veces las realidades eran otras. En este pequeño capítulo de la historia tenemos una colonia que había sido recién fundada al otro lado del planeta, las noticias ordenes e innovaciones de la capital, muchas veces se demoraban meses en llegar a Manila, para reforzar cualquier nueva posiciones de la corona española, las expediciones siempre estaban acompañadas por tropas regulares de infantería, no es de extrañar que existiesen dotaciones de Tercios o Tercios de Mar designados a Manila, excedentes de las unidades desplegadas en Europa, encargadas de proteger las nuevas tierras conquistadas. Debido a esto la cruz de borgoña tuvo la posibilidad de flamear en todos los rincones de Imperio español, ejemplos existen varios, en Chile tenemos las unidades designadas a la ciudad de La Serena y los Tercios de Arauco, siempre acompañados de las distintas tropas auxiliares yanaconas, situación que se repitió en todas las posesiones españolas a lo largo de América donde debemos tener en cuenta que para la época Manila estaba bajo la administración del virreinato de Nueva España. ¿Es posible que en los combates de Cagayán existiera la participación de Tercios? es probable que varios de los hombres hispanos pertenecieron en algún momento a algún batallón de Tercios españoles, al igual que su contraparte, en las tropas piratas existieran varios hombres que en su momento fueron Ashigarus o Samuráis, desplazados, expulsados y exiliados por el periodo de guerra civiles que asolaban las islas principales del Japón feudal, estos no constituían el grueso de las fuerzas de los Wakou, pero como cuentan los distintos relatos de la época, los Wakou del siglo XVI que asolaban las costas orientales eran conformados por un grupo variopinto de nacionalidades y clases sociales distintas, este creciente aumento de piratas según distintas fuentes historiográficas es debido a los conflictos internos de cada nación colindante al mar de China. Mientras en Japón las guerras civiles asolaban el país, los reinos de China y Corea, dinastía Ming y Joseon respectivamente, estaban debilitadas política y administrativamente lo que permitía la proliferación de las bandas dedicadas al pillaje. Por ultimo los relatos siempre no hablan de un combate desigual, 40 españoles contra mil piratas, sabemos perfectamente que en muchos casos los relatos antiguos estaban condimentados con situaciones y condiciones que hacían resaltar el valor de los vencedores, probablemente fue un combate en desproporción de condiciones, que resulto favorable a los españoles por un sinfín de condiciones que deben ser analizadas con estudios bibliográficos más profundos.

Imagen del Comic en proceso «Espadas del Fin del Mundo» Fuente: http://siguealconejoblanco.es/comics/comic-europeo/espadas-del-fin-del-mundo/
Bibliografia y Notas
[1]http://www.canela.org.es/cuadernoscanela/archivo.htm
[4] Carta de Juan Bautista Román al Virrey de México, en Cavite, a 25 de junio de 1582 (AGI, Filipinas 29, ramo 3, número 62; también en Emma Helen Blair; James Alexander Robertson (B & R). The Philippine Islands, 1493-1898, Cleveland, 1905, v. 5, pp. 192-195) en http://www.canela.org.es/cuadernoscanela/archivo.htm
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Buen relato, aunque el romanticismo es mas atractivo.
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